Las encías son susceptibles de sufrir varias enfermedades que son más comunes de lo que la gente suele creer. Estas enfermedades pueden variar desde una simple inflamación hasta la pérdida de los dientes pasando por infecciones y daños en los tejidos blandos y duros que rodean a la encía.
Por lo general, una adecuada higiene dental es suficiente para prevenir cualquier enfermedad de las encías.
Aquí ofrecemos información acerca de las enfermedades de las encías más comunes: cómo identificarlas, cuáles son sus efectos y cómo tratarlas de la forma adecuada.
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Gingivitis
La gingivitis consiste en la inflamación de las encías y supone el estado previo a la periodontitis. Esta inflamación tiene su origen en las bacterias que logran alcanzar su desarrollo a través de los restos de comida que se alojan en los dientes, especialmente en la línea de la encía.
La acción de estas bacterias junto con los propios restos de comida y mucosidad acaba formando la placa, una sustancia pegajosa que se adhiere en la parte externa de los dientes y que puede llegar a causar caries. Si esta placa no se retira cuanto antes, procederá a endurecerse formando así el sarro, un depósito duro de bacterias y toxinas que acaba por irritar e inflamar las encías.
Además de una mala higiene dental, existen otras causas que favorecen la aparición de la gingivitis:
- Algunas infecciones y enfermedades que se producen en el resto del cuerpo y que pueden llegar a alcanzar el interior de la boca
- El embarazo, ya que la producción de hormonas provoca que las encías adquieran una mayor sensibilidad.
- La diabetes mal controlada que hace que aumenten los niveles de glucosa de la cual se alimentan las bacterias que se alojan en la boca
- Los dientes mal alineados y las prótesis dentales que no se han colocado de la forma correcta
- Algunas píldoras anticonceptivas y ciertos medicamentos como la fenitoína o el bismuto.
Los principales síntomas de la gingivitis se aprecian especialmente en el aspecto de las encías, que aparecen inflamadas, enrojecidas y brillantes y, además, pueden llegar a sangrar. En algunos casos pueden surgir úlceras bucales.
El tratamiento de la gingivitis pasa el primer lugar por una limpieza de la dentadura llevada a cabo por un profesional. Una vez hecha, debe ser la propia persona quien adquiera una higiene dental diaria correcta que incluya cepillado de dientes, hilo dental y enjuagues bucales. La gingivitis comenzará a desaparecer en torno a una o dos semanas.
Periodontitis
La periodontitis consiste en la inflamación e infección de los huesos y ligamentos que mantienen los dientes en la encía. La causa de esta enfermedad es una gingivitis que no ha sido tratada y que se ha extendido llegando a provocar la pérdida de las piezas dentales ya que la encía no es capaz de sujetarlas.
La acumulación de la placa y el sarro provocan una inflamación que a su vez, crea una especie de bolsa entre encía y diente que comienza a llenarse de bacterias y los propios sarro y placa. Esta bolsa va dañando poco a poco los tejidos de la encía y también los huesos que rodean al diente hasta hacer que éste se caiga.
Los síntomas de la periodontitis se centran en las encías, que tienen un aspecto inflamado y enrojecido. Además, pueden sangrar con el cepillado de dientes o al usar el hilo dental y estar sensibles al tacto aunque sin dolor. Los dientes se ven flojos y aparecen huecos entre éstos y las encías.
El tratamiento de la periodontitis comienza por una limpieza profesional en la consulta del odontólogo que se debería repetir cada tres meses como mínimo para evitar que aparezca de nuevo. Así mismo, hay que mantener una buena higiene dental en casa.
En algunos casos, puede ser necesario recurrir a la cirugía para terminar de tratar la periodontitis. Con la cirugía se pueden abrir las encías para extraer y limpiar las bolsas que contienen el depósito de bacterias, placa y sarro así como ofrecer un nuevo soporte a los dientes que se han aflojado y extraer los dientes más perjudicados para que no afecten a los dientes adyacentes.
Encías sangrantes
Cuando las encías empiezan a sangrar pueden estar indicando el inicio de una enfermedad periodontal. También es una señal de la acumulación de placa y sarro en los dientes y, en algunas ocasiones, advierte sobre la presencia de una enfermedad más grave.
Por lo general, las encías sangrantes están mostrando el inicio de una gingivitis, esto es, la inflamación de las encías de la que hemos hablado más arriba que está causada por la acumulación de placa en la línea de las encías. Como se ha visto, si esta placa llega a endurecerse y se convierte en sarro, la gingivitis podría derivar en una periodontitis y empeorar la situación tanto de las encías como de los dientes.
Sin embargo, existen otras posibles causas de las encías sangrantes.
- Cualquier trastorno hemorrágico puede provocar que las encías sangren aunque el problema no esté directamente relacionado con éstas
- Cepillarse los dientes con demasiada fuerza. De hecho, los especialistas siempre recomiendan hacerlo con suavidad y en movimientos circulares para no dañar las encías.
- Cambios hormonales producidos por el embarazo. En este caso, conviene acudir al dentista para confirmar que no se trata de un inicio de gingivitis.
- Prótesis dentales mal colocadas que puedan estar causando roces y heridas en las encías
- Uso incorrecto del hilo dental. Es recomendable preguntarle al dentista la mejor manera de emplearlo para evitar daños en las encías
- Infecciones en las encías o en los dientes
- Leucemia, tipo de cáncer que afecta a la sangre
- Escorbuto provocado por un déficit de vitamina C
- Empleo de anticoagulantes
- Deficiencia de vitamina K
Encías retraídas
Normalmente las encías retraídas son tratadas como un problema estético pero la realidad es que puede tener efectos graves sobre la salud. La principal causa de su aparición es la periodontitis crónica aunque también afecta el hábito de cepillarse los dientes con demasiada fuerza, haciendo que las encías se vayan retrayendo poco a poco.
La acumulación de placa y sarro en las encías provoca que sus tejidos se vayan haciendo cada vez más débiles, de forma que pierden fuerza para sujetar el diente y se van retrayendo dejando la pieza expuesta hasta que se cae. Además, si la afección hace que los huesos se deterioren, la encía se retraerá al no tener sujeción.
Otra de las causas de las encías retraídas es la mala colocación de una prótesis dental que tira de las encías hacia arriba. El tabaquismo, que bloquea la circulación de la sangre y afecta al sistema inmunitario, hace que las bacterias actúen con más facilidad y rapidez acelerando cualquier afección de las encías.
Las encías retraídas se tratan en primer lugar haciendo desaparecer la causa que lo ha provocado además de inculcar al paciente la necesidad de cepillarse los dientes correctamente, evitar alimentos ácidos que afecten al tejido de las encías y eliminar hábitos como el tabaco.
A continuación, se puede realizar un estiramiento de encía para hacer que ésta vuelva a su lugar y se regenere por sí misma al mismo tiempo que sanan los tejidos que la forman. Si esto no es posible, se deberá recurrir a un microinjerto de encía que consiste en sustituir la parte de encía que falta con tejidos extraídos del paladar.
Boca de trinchera
Esta enfermedad consiste en una infección bacteriana bastante dolorosa que provoca inflamación y úlceras en las encías. Se conoce con este nombre debido a que era muy común entre los soldados que lucharon en la Primera Guerra Mundial.
La causa de la boca de trinchera es una acumulación excesiva de bacterias que se acumulan en las encías. La situación puede empeorar si, además, aparecen virus que provocan infecciones y úlceras dolorosas. Esta enfermedad suele afectar a adolescentes y a adultos jóvenes.
Hay varios factores que incluyen para que se desarrolle la boca de trinchera:
- Estrés emocional: un evento próximo que tenga importancia, un examen importante, situaciones sentimentales convulsas…
- Mala higiene oral que permite que las bacterias se desarrollen en el interior de la boca
- Mala nutrición en la que existe un déficit de vitaminas
- Tabaquismo
- Cualquier infección que se produzca en los dientes, en la boca o en la garganta que pueda extenderse hasta las encías.
Algunos de los síntomas de la boca de trinchera son:
- Mal aliento provocado por la presencia de bacterias dentro de la boca
- Pequeños cráteres en los dientes
- Fiebre y mal sabor de boca
- Encías enrojecidas e inflamadas que duelen y pueden presentar una película grisácea sobre la piel.
- Sangrado de encías ante cualquier pequeño roce
El secreto para evitar la aparición de cualquiera de estas enfermedades de las encías es mantener siempre una buena higiene dental y acudir al especialista ante el primer síntoma para evitar afecciones médicas más graves.
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