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La Faringitis en Niños – Síntomas, Causas y Tratamientos

La faringitis es una de las afecciones que más suele desarrollarse en los niños y que, además, suele llegar acompañada de una amigdalitis. Esta enfermedad puede estar causada por una gran variedad de microorganismos, aunque los síntomas, por lo general, no suelen variar.

faringitis en niños

¿Qué es la Faringitis?

La faringitis es la inflamación de la mucosa de la faringe y provoca, entre otras cosas, dolor de garganta, fiebre e irritación, además de la inflamación de las amígdalas, más conocidas popularmente como anginas.

La mayor parte de los casos de faringitis se producen durante los meses más fríos ya que son más frecuentes las enfermedades respiratorias, aunque esto no quiere decir que la faringitis no pueda aparecer también durante el verano.

Los cambios bruscos de temperatura también pueden favorecer la aparición de la faringitis por lo que en los meses de invierno y verano hay que ser cautos con el uso de la calefacción y el aire acondicionado respectivamente.

¿SABÍAS QUE...
9 de cada 10 niños tienen faringitis al menos una vez

Aunque en ocasiones se usen los términos faringitis y amigdalitis como sinónimos, lo cierto es que no lo son ya que no siempre las amígdalas se inflaman durante el proceso de la faringitis.

Te recomendamos nuestro artículo principal con las Causas y Síntomas de la Faringitis.

Es difícil prevenir la aparición de la faringitis, pero pueden tomarse algunas precauciones como, por ejemplo, procurar que el niño tenga una alimentación sana y variada que contenga frutas y verduras para que sus defensas naturales estén fortalecidas.

Además, en verano hay que procurar que el niño siempre esté bien seco tras bañarse en la piscina o en la playa pese a que haga calor y, en ambientes más frescos, como por ejemplo entornos de montaña, hay que tener a mano una chaqueta con la que proteger al niño del frío cuando sea necesario.

sintomas faringitis en niños

¿Cuáles son los Síntomas y Cómo detectar la Faringitis en los Niños?

El primer síntoma que aparece es el dolor de garganta por lo que, si el niño se queja precisamente de esto, hay que prestar atención por si aparecen otros síntomas. Si el niño es muy pequeño y no puede expresarse, podrá detectarse esta molestia porque no podrá comer o llorará cuando esté siendo alimentado.

Se puede corroborar que su garganta no va bien si al abrir la boca, se observa que la garganta aparece roja y brillante.

Los síntomas adicionales van a depender del tipo de faringitis que tenga el niño. La faringitis bacteriana o estreptocócica suele llegar acompañada de fiebre, dolor de cabeza, mal aliento, placas en las amígdalas e inflamación de los ganglios linfáticos del cuello mientras que la faringitis viral se caracteriza por el moqueo y la secreción posnasal.

fiebre en faringitis con niños

Otra señal de faringitis que puede aparecer en el niño es la tos, especialmente si hay presencia de mucosidad, pues lo que el organismo intenta de esta manera es despejar las vías respiratorias para permitir que la respiración se lleve a cabo con más facilidad.

Por último, el estado de ánimo del niño también puede dar la señal de que algo no va bien. Por lo general, los niños que padecen faringitis se muestran pasivos y decaídos, sin ganas de hacer nada. En otros casos, el malestar general hace que el niño, por el contrario, se muestre irritado y molesto continuamente sin que haya motivo aparente alguno.

El médico analizará la faringe del niño para llegar a un diagnóstico, pero también puede llegar a observar la piel, los ojos y los ganglios linfáticos para descartar afecciones con síntomas muy parecidos.

malestar general faringitis en niños

Para eliminar la posibilidad de que se trate de una faringitis estreptocócica, el médico puede tomar muestras de la garganta para realizar un cultivo en el laboratorio que lo confirme. Es importante saber si se trata de una faringitis viral o una faringitis bacteriana para poder aplicar el tratamiento adecuado.

Así mismo, si hay posibilidades de que existan otras causas como, por ejemplo, mononucleosis, muy habitual entre los niños, el médico podría realizar análisis de sangre.

Si tras el tratamiento los síntomas persisten o aparecen otros como manchas en la piel, dificultad para respirar o piel seca, hay que llevar de nuevo al niño al médico o incluso a urgencias si fuera necesario.

Cuál es la Causa de la Faringitis en niños

En la gran mayoría de los casos, la faringitis en niños suele estar causada por la acción de un virus y forma parte del proceso de un resfriado común de gravedad leve. En el resto, la faringitis está motivada por la acción de una bacteria o por otro tipo de causas.

La bacteria que suele ser la responsable de la aparición de la faringitis en niños es el estreptococo del tipo A que produce la llamada faringitis estreptocócica. Para saber si estamos ante una faringitis viral o una faringitis bacteriana, es necesario que el médico tome una muestra de la mucosa faríngea para analizarla y determinar cuál es la causa exacta de la afección.

causas de faringitis en niños

La faringitis se puede contagiar fácilmente entre los miembros de la familia así que, si el niño padece esta enfermedad, hay que extremar las precauciones mediante el lavado constante de manos tras el contacto con él y evitando usar los mismos utensilios de comer que el pequeño.

Por el mismo motivo, hay que enseñar a los niños a lavarse las manos de forma habitual y a no compartir tenedores, cucharadas o vasos con otros niños del colegio. En el caso de niños más pequeños, es necesario tener precaución con los chupetes y con los juguetes que pudieran llevarse a la boca.

Una causa frecuente de la aparición de la faringitis es el hecho de que muchos niños duermen con la boca abierta e incluso durante el día, respiran por la boca. Esto facilita que virus y bacterias puedan acceder directamente a la garganta sin pasar por la protección y las barreras que ofrece la entrada del aire por la nariz.

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Tratamientos y Remedios

En el caso de que se trate de una faringitis viral, el tratamiento se llevará a cabo a base de paracetamol e ibuprofeno para aliviar el dolor de garganta, la fiebre en el caso de que hubiera aparecido y la debilidad en general. Si el niño no es demasiado pequeño, se le puede enseñar a hacer gárgaras con agua tibia y sal.

Es recomendable alimentar al niño con una dieta blanda que le permita comer sin sufrir el dolor a la hora de tragar, dando prioridad a líquidos, caldos y cremas que, además, le ayudarán a mantenerse hidratado. Se le pueden ofrecer natillas, purés o yogures. En cualquier caso, no hay que obligarle a comer. Conforme esta molestia se vaya atenuando, el niño puede volver a comer alimentos más sólidos.

Si hay mucosidad, hay que evitar en lo posible los alimentos lácteos ya que contribuyen a aumentar la secreción de mocos. Para facilitar la eliminación de los mismos, se pueden usar soluciones salinas aplicadas a través de los agujeros de la nariz.

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Si la faringitis tiene origen bacteriano, el médico recetará un antibiótico. En aproximadamente 48 horas desaparecerá el riesgo de contagio y el niño se encontrará mejor para volver al colegio sin problema. En ningún caso hay que administrar antibióticos al niño si un médico no lo ha prescrito.

El tratamiento mediante antibiótico debe ser seguido a rajatabla incluso si el niño ya no presenta síntomas ni malestar. Interrumpir el tratamiento o alterarlo de alguna manera podría provocar que el niño recayera en la faringitis.

Es conveniente evitar las pastillas, los caramelos y los aerosoles para la garganta ya que, aunque aliviarán de forma inmediata las molestias del niño, a la larga lo que se consigue es que la enfermedad empeore y se prolongue. Los niños mayores de un año pueden tomar un poco de miel para suavizar la garganta y aliviar la tos o infusión de manzanilla, aunque es preferible consultar con el médico antes de administrarle hierbas al niño.

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Es importante que el niño repose todo lo que pueda. El descanso le ayudará a recuperar fuerzas y a sentir mejor poco a poco. Además, si tiene fiebre quizá se sienta un poco mareado y, en ese caso, es conveniente que se mueva lo menos posible.

Para mantener al niño hidratado hay que proporcionarle agua y líquidos constantemente, lo que aliviará además la irritación de garganta. Si el ambiente en el que se encuentra es seco, se puede emplear un humidificador para aumentar la humedad ambiental o darle baños calientes para que se beneficie del vapor del agua al mismo tiempo que el cuerpo se relaja.

Para proteger su garganta de los cambios de temperatura, se le puede poner un pañuelo alrededor del cuello tanto de día como de noche para que mantenga una calidez estable. También se pueden aplicar paños calientes en la zona para ensanchar los vasos sanguíneos, reduciéndose así la inflamación y relajando los músculos.

Si la faringitis se convierte en una afección recurrente en el niño, el médico podría considerar la extirpación de las amígdalas, aunque es una solución de último recurso ya que las amígdalas poseen un tejido que actúa como protector para el resto de la garganta.

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