Las placas en la garganta son un síntoma de infección de estreptococos que suele provocar molestias como dolor o fiebre entre otros. Es muy habitual especialmente en los niños ya que se infectan la boca con facilidad al llevarse juguetes y otros objetos a la boca. En algunas ocasiones, las placas pueden provocar una faringitis aguda por lo que se inflama la mucosa que rodea la faringe haciendo que aumenten las molestias.
Las placas son una afección habitual ya que hay que tener en cuenta que la garganta es un lugar perfecto para que se acumulen las bacterias al ser el lugar que comunica el paladar con la entrada del esófago y la laringe.
ÍNDICE DE CONTENIDO
Qué Son las placas en la Garganta
Las placas en la garganta son tejido inflamado cuyo aspecto y consistencia pueden cambiar dependiendo del tipo de tejido y de las lesiones que le hayan afectado. Por lo general, tienen un color amarillento o verdoso y provocan dolor y dificultad a la hora de ingerir alimentos y también de tragar saliva.
El pus suele aparecer sobre las amígdalas y en la entrada de la garganta y es la señal de que el cuerpo está tratando de defenderse ante una infección. Por ello, la aparición de placas realmente no es mala en sí pero provoca malestar y situaciones incómodas para quien las padece.
Por Qué Salen Placas en la Garganta
La aparición de placas en la garganta se debe a una infección en la zona, algo más habitual de lo que parece ya que la cavidad bucal es la entrada directa al organismo y donde llegan todas las bacterias, virus y gérmenes. Las amígdalas suponen el primer punto de defensa ante estos microorganismos y, por lo tanto, es fácil que se vean afectadas por ellos en algún momento.
La infección puede deberse a una bacteria, un virus o un hongo aunque puede haber otros motivos que causen del mismo modo la aparición de las placas sobre las amígdalas. Hay algunas enfermedades asociadas a la aparición de las placas en la garganta:
- Resfriado común o gripe, que atraen virus que pueden provocar la aparición de placas
- Mononucleosis o enfermedad del beso, uno de cuyos síntomas es la acumulación de pus en la garganta
- Candidiasis oral
- Leucoplasia, producida por el tabaco y el alcohol y que puede resultar la antesala a un tumor
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Síntomas
Las placas en la garganta pueden provocar los siguientes síntomas aunque no tienen por qué aparecer todos:
- Dolor y dificultad para tragar. Este dolor comienza siendo una sensación de picor que se va incrementando con el tiempo dificultando la acción de tragar saliva, comer y beber. Si las placas son muy numerosas este dolor puede llegar a ser realmente molesto por lo que es necesario acudir al médico para que recete un tratamiento a base de antibióticos.
- Dolor de oídos. Cuando las placas aparecen como causa de un virus, puede aparecer tanto dolor de mandíbulas como dolor de oídos. Los antibióticos no son útiles en este caso así que se requiere pedir cita al médico.
- Manchas blancas en la garganta. Estas manchas suelen ser una de las formas más habituales de reconocer las placas en la garganta. Se forman por la acumulación de pus debido a las bacterias.
- Mal aliento. El mal aliento no es precisamente uno de los síntomas más habituales en el caso de sufrir placas en la garganta pero, en ocasiones, la reproducción de las bacterias puede provocarlo.
- Ganglios inflamados. Los ganglios linfáticos son los encargados de acabar con cualquier germen que se aloje en la garganta así que cuando aparecen las placas, es habitual que se muestren inflamados y que provoquen dolor si se presionan. Para saber si están inflamados, hay que palpar cuidadosamente detrás de la oreja y también la zona bajo el mentón y debajo de la mandíbula.
- Fiebre constante y elevada. Sin duda, es la señal que tiene el cuerpo para avisar de que hay una infección que debe ser atendida.
- Puntos rojos en la lengua. Cuando se está sufriendo una faringitis estreptocócica pueden aparecer pequeños puntos rojos en la superficie de la lengua que a menudo se inflaman.
- Amígdalas inflamadas. Las placas pueden provocar que las amígdalas se inflamen y que muestren un color rojo más vivo de lo habitual además de manchas de color blancuzco o amarillento. El origen puede ser viral y en este caso, los antibióticos no serán eficaces.
- Sudoración excesiva, especialmente si existe temperatura alta o fiebre
- Tos, ya sea seca o productiva, causada por la irritación producida en las vías respiratorias
Remedios Caseros para Eliminar la Placa de la Garganta
Cuando las placas en la garganta aparecen por causa de un resfriado o una gripe estacional, pueden ser combatidas a base de remedios caseros sin tener que recurrir a medicamentos.
La pimienta de cayena tiene propiedades antibacterianas que impiden que las bacterias penetren en tejidos más profundos. Además alivia la sensación de ardor y calma la inflamación. Para ello, hay que hacer una pasta con una cucharada de pimienta de cayena y media taza de aceite de coco. El resultado se aplica sobre la zona de los ganglios inflamados.
El té de salvia es un remedio para las placas en la garganta que ayuda especialmente a la hora de aliviar los malestares y también de reducir la inflamación. Se recomienda añadir al té un poco de miel o de zumo de limón.
También ha demostrado ser muy eficaz el vinagre de manzana. La manera de beneficiarse de sus propiedades es mezclarlo con un poco de agua y hacer gárgaras con la mezcla tres veces al día. Es un remedio recomendado para los niños que son un poco más mayores y que no quieren tomar infusiones.
Otros ingredientes con los que se pueden hacer gárgaras son la coca cola, el zumo de limón mezclado con agua, tintura de propóleo disuelta en agua (en este caso se puede beber la mezcla a continuación) y la infusión de jengibre a la que se puede añadir miel y limón.
Otro remedio sencillo y efectivo es hacer gárgaras con zumo de limón al que se añade una cucharadita de bicarbonato. Esta mezcla no solamente se encargará de eliminar las bacterias que haya dentro de la boca sino que también acabará con el mal olor que éstas hayan podido provocar al reproducirse dejando una sensación de frescor en la cavidad bucal.
El zumo de limón con miel es otro remedio casero clásico para tratar las placas en la garganta. Se pueden mezclar ambas cosas en medio vaso de agua tibia o directamente añadir unas gotas de limón a una cucharadita de miel. Ayuda a suavizar la garganta y a combatir a los gérmenes. Esta mezcla debe tomarse tres veces al día: en ayunas, durante la comida y antes de dormir.
El ajo es otro ingrediente muy efectivo ya que ayuda a combatir la infección sin necesidad de recurrir a un antibiótico. Puede usarse de varias formas: la más directa, sin duda, es machacar el ajo para hacer una pasta que se ingiere directamente. Sin embargo, el sabor puede resultar demasiado desagradable si se consume de esta forma así que se puede hacer una infusión con dientes de ajo cortados en láminas. Hay que tomarla dos veces al día para notar sus efectos.
Tradicionalmente, y sobre todo cuando eran niños quienes padecían placas en la garganta, se preparaba una infusión de tomillo con una cucharada de miel y un chorrito de zumo de limón para aliviar las molestias. Además de tener propiedades que ayudan a combatir la infección, a aliviar las molestias y a estimular el sistema inmune, tiene un sabor muy agradable que hará que las tomas sean más fáciles que con otros remedios.
Por supuesto, no hay que olvidar los pilares básicos de prácticamente cualquier dolencia de este tipo: mantener el organismo hidratado bebiendo dos litros de agua al día y reposar todo lo que se pueda. Además, aplicar calor a la zona de la garganta puede ayudar a aliviar el dolor. En el caso de ser fumador, es muy conveniente dejar de fumar. También se recomienda el uso de humidificadores para evitar que el ambiente se reseque y provoque que la garganta se irrite.
Es importante mantener también un control de la dieta mientras se padezcan placas en la garganta. Se deben evitar los alimentos picantes y los que estén demasiado calientes. Tampoco es conveniente tomar alimentos ácidos como el tomate y sus derivados ya que contribuyen a aumentar la irritación de garganta.
Generalmente se recomienda tomar helado ya que alivia el dolor pero hay que tener cuidado ya que la leche y el azúcar que contiene favorece que las infecciones se desarrollen. Lo más recomendable es consumir alimentos ricos en vitaminas como frutas y verduras, especialmente aquellas que se digieran con facilidad.
Si la persona que padece las placas en la garganta no muestra demasiado apetito y no quiere comer, es mejor que no lo haga y no forzar el cuerpo. Además, de esta manera toda la energía se destinará a luchar contra la infección y la recuperación puede ser un poco más rápida.
Medicamentos y Tratamientos
Por lo general, esta dolencia se resuelve sin dificultades acudiendo al médico de cabecera sin necesidad de recurrir a ningún especialista. En ocasiones, el doctor necesitará realizar análisis de sangre y quizá resonancias magnéticas para determinar con exactitud el origen de las placas y poner el tratamiento adecuado aunque, por lo general, le bastará con un examen del interior de la garganta, una medición de la temperatura y hacer algunas preguntas básicas.
La recuperación puede tardar algunos días aunque hay casos en los que se ha tardado semanas. Aunque las placas en la garganta no son contagiosas sí lo son los virus o las bacterias que las provocan así que a veces cuesta hacer que desaparezcan por completo.
Por ello, es muy importante seguir el tratamiento con antibióticos hasta el final y no interrumpirlo cuando creamos que ya estamos curados pues podría producirse un efecto rebote, es decir, que la infección vuelva cuando la creíamos erradicada.
El médico recetará un antibiótico específico para combatir la infección que ha provocado las placas en la garganta; por ello, no hay que aventurarse a tomar cualquier antibiótico que encontremos en casa y que haya sido recetado en otra ocasión para cualquier otra dolencia.
Junto al antibiótico, el médico también puede prescribir medicamentos para aliviar el dolor como por ejemplo el Ibuprofeno, que puede adquirirse sin receta en la farmacia. En cualquier caso y siempre que queramos tomar algo que tengamos en casa, es conveniente consultar antes con el médico o en su defecto, con el farmacéutico.
Otros medicamentos habituales suelen ser antitérmicos, en el caso de que haya aparecido fiebre, y antimicóticos, usados cuando la infección no la haya provocado una bacteria sino un virus o un hongo. Es recomendable hacer enjuagues con antisépticos bucales
Por último, en la farmacia también podemos adquirir caramelos para chupar que tienen en su composición antisépticos y anestésicos que serán útiles para reducir tanto el dolor como la inflamación. Además, chupar caramelos favorece la producción de saliva lo cual ayudará a mantener la garganta constantemente hidratada y que no se reseque ni se irrite.
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