Tener unas encías sanas es algo más importante que lo parece, no solo por las propias encías sino porque de ellas depende también el bienestar de los dientes y, en general, de toda la cavidad bucodental.
Si quieres tener una sonrisa de diez que se vea bonita pero que también esté sana, presta atención a este artículo donde te damos consejos para tener unas encías sanas y sin problemas. Además, te damos las claves para que puedas detectar cuándo está ocurriendo algo malo en tus encías para que puedas actuar cuanto antes y evitar complicaciones.
ÍNDICE DE CONTENIDO
5 Consejos útiles para mantener las Encías Sanas
Por lo general se presta muy poca atención a las encías sin pensar en la función tan importante que tienen al ser las responsables de sujetar los dientes en la mandíbula. Por ello, hay que conocer de qué manera se pueden cuidar las encías para evitar problemas que, si no se tratan de la forma correcta, pueden conllevar graves complicaciones para la salud.
Llevar una buena higiene bucodental
La base para disfrutar de unas encías sanas es mantener una higiene correcta y no descuidar jamás los hábitos diarios de limpieza de la boca. Lo más recomendable es cepillarse los dientes después de cada comida y complementar esta acción con el uso del hilo dental y del enjuague bucal. De esta forma, no solamente se eliminan los restos de comida sino que también se evita la acumulación de bacterias que pueden llegar a formar primero la placa y, después, el sarro.
Hay que tener especial cuidado con el cepillado de dientes ya que éste no debe ser brusco. Si el cepillado se realiza con demasiada energía, se pueden dañar las encías e incluso provocar que se retraigan dejando a la vista la raíz del diente con los problemas que ello conlleva. El cepillado debe ser suave y realizarse con movimientos circulares.
Respecto al hilo dental, es aún más sencillo pasarse y dañar las encías así que nunca hay que hacerlo con prisas sino tomando el tiempo necesario y a ser posible, siempre frente a un espejo para asegurarnos de que no estamos afectando a las encías.
Escoger productos de limpieza bucal adecuados
Si se presta poca atención a las encías, aún se presta mucha menos a los productos que se usan para la limpieza de la cavidad bucal. Por lo general, es habitual dejarse llevar o bien por aquellas marcas tradicionales o consideradas «buenas» o en otros casos, simplemente por la que tiene un coste menor o los que tienen un sabor más agradable. Sin embargo, hay que atender también a otros factores.
El primer motivo por el que hay que prestar atención tanto a la pasta de dientes como al enjuague bucal es porque muchos de ellos contienen componentes que, a la larga, pueden provocar daños en las encías al ser demasiado fuertes o abrasivos. Por ello, si cuando se usa por primera vez un dentífrico o un enjuague se observan alteraciones de cualquier tipo en las encías, hay que desecharlo de inmediato.
El segundo motivo está relacionado con la sensibilidad y las alergias. Los componentes especialmente dedicados a la eliminación de las bacterias o al blanqueamiento de los dientes pueden provocar reacciones dependiendo de la persona por lo que hay que prestar atención a cualquier cambio en las encías.
Llevar una dieta equilibrada
Una buena y variada alimentación rica en vitaminas y minerales es esencial no solamente para tener unas encías sanas sino en general para que el cuerpo funcione de la manera correcta. A pesar de que es algo sabido y que nadie puede discutir, es habitual descuidar la alimentación con los problemas que ello conlleva.
Las encías necesitan una buena dosis de vitamina C ya que ésta tiene un papel muy importante en la síntesis del colágeno, componente que se encuentra en las encías. El colágeno actúa activamente en la reparación y en la cicatrización de los tejidos. La vitamina C se encuentra especialmente en las naranjas, los kiwis, las fresas y los tomates.
Otros alimentos muy importantes para evitar tener unas encías enfermas son los pescados y los mariscos ya que ayudan a prevenir enfermedades de las encías como la gingivitis, que ataca directamente a los tejidos de las encías y que, si no se trata, puede provocar la caída de los dientes al no encontrar la sujeción adecuada.
Aprender a detectar los problemas
En muchas ocasiones, las enfermedades de las encías empeoran porque no se han sabido entender los signos que indican que algo está ocurriendo. Por ello, es necesario estar atentos a los cambios y alteraciones que se produzcan en las encías, incluso aunque no haya dolor, y acudir al dentista ante el menor síntoma para que realice un diagnóstico.
Hay tres elementos principales que hay que considerar a la hora de discernir si está ocurriendo algo que no debe en las encías.
- Inflamación. La inflamación en las encías puede llegar acompañada de un cambio de color de las mismas. Hay que observar cualquiera de estas modificaciones para explicárselas al especialista en la consulta.
- Sensibilidad. Quizá sea uno de los aspectos menos considerados y al que menos importancia se da. Si se producen molestias en las encías a la hora de cepillarse los dientes, al consumir alimentos demasiado fríos o calientes o al masticar, no hay que dejarlo pasar aunque no provoque dolor.
- Sangrado. Es el aspecto más llamativo y, por tanto, el que suele alarmar más y hacer que la gente acuda al dentista. El problema suele ser que cuando las encías sangran, el problema que lo ha originado suele estar avanzado porque no se ha prestado atención a otras señales.
Acudir a la consulta del dentista periódicamente
La prevención es la mejor arma contra las enfermedades que atacan a las encías y, por ello, es recomendable acudir a ver al odontólogo al menos una vez al año aunque no existan molestias ni ninguna alteración en las encías. Hay que pensar que nosotros podemos pasar cosas por alto que no se van a escapar al ojo experto del dentista por lo que hay que ponerse en sus manos de vez en cuando.
Esta revisión anual se puede aprovechar para que el dentista realice una limpieza profesional de la cavidad bucal. Las técnicas que aplica el especialista servirán de complemento perfecto a la higiene rutinaria que se esté realizando en casa.
Cuál es el Aspecto de unas Encías Sanas
Como se ha dicho al principio, tener una sonrisa bonita es importante desde el punto de vista de la autoestima y de la vida social pero eso no quiere decir que haya que descuidar la salud. No solo los dientes tienen que estar alineados y blancos sino que las encías tienen que tener un aspecto sano.
El color y la textura son los primeros rasgos que nos advertirán acerca del estado de las encías. Unas encías sanas tienen que mostrar un color rosa pálido y natural sin ningún tipo de mancha que rompa la uniformidad de este color. No tienen que estar lisas sino más bien estilo «piel de naranja» aunque sin llegar a mostrarse irritadas o descamadas. En el momento en el que algo de esto cambia, es que está ocurriendo algo en las encías.
Aspectos que indican encías enfermas
Aunque se crea que es fácil distinguir cuándo está ocurriendo algo en las encías, es fácil pasar algunos síntomas por alto como, por ejemplo, la textura. Si las encías aparecen lisas no es una buena señal aunque su aspecto no sea visualmente malo o desagradable. Es signo de que están inflamadas, ya que la textura de las encías debe ser rugosa.
Las encías sanas no sangran durante el cepillado de dientes. Cuando esto sucede es porque la placa bacteriana se ha acumulado irritando la encía, motivo por el que ésta sangra. No hay que achacar el sangrado a un cepillado agresivo sino a la presencia de bacterias en las encías.
Las encías enfermas pueden presentar un color que no es el habitual, ya sea blanco, rojo, morado o negro, cada uno de ellos señal de enfermedad. Estos colores pueden estar en toda la encía o solamente en una parte dependiendo del problema que haya ocasionado esta alteración.
Otra señal de que las encías no están bien es que se hayan retraído sobre el diente dejando a la vista la raíz del mismo, algo problemático ya que favorece la acumulación de bacterias en esa zona. Una excesiva sensibilidad ya sea al frío o al calor, al tacto o al masticar también es señal de que las encías no están sanas. Es uno de los aspectos a los que menos atención se presta especialmente si no causa dolor.
Unas encías sanas son la garantía de que la salud bucodental es buena. Por ello, hay que prestar la debida atención a cualquier alteración en ellas para detectar problemas y solucionarlos antes de que se conviertan en conflictos más graves que pueden llegar a afectar a otros órganos del cuerpo.
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