Lo primero que nos suele preocupar acerca del sarro dental es la forma en la que perjudica nuestro aspecto debido al color amarillento que da a las dientes. Sin embargo, también puede ser la causa de afecciones bucales, lo que es otro motivo para eliminar el sarro dental en cuanto aparezcan las primeras señales.
A continuación hablaremos del sarro dental, de cómo se forma, de qué problemas puede acarrear su presencia y de qué maneras podemos ayudar a reducirlo. Hay que recordar siempre acudir al dentista cuando aparecen problemas bucodentales.
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Qué es el Sarro Dental
El sarro dental, también conocido como cálculo o tártaro dental, consiste en placa bacteriana que se ha endurecido en los dientes a causa del depósito de minerales. De hecho, no solo puede aparecer en los dientes sino también en el borde de las encías y debajo de ellas, causando enfermedades en las mismas como, por ejemplo, la gingivitis.
El sarro hace que la placa bacteriana tenga cada vez más superficie en la que extenderse y esto al final acaba derivando en otras enfermedades como la caries y otras infecciones relacionadas con la dentadura y las encías ya que el sarro desprende ácido.
Además, el sarro no solamente afecta directamente a la salud sino que también tiene un impacto estético. Al tener una constitución porosa, favorece la aparición de manchas especialmente en aquellas personas que fuman y que toman café.
Prevenir la aparición del sarro dental es tan sencillo como mantener una adecuada higiene bucodental. Si el sarro ya ha aparecido, existe pasta de dientes especial para el control del sarro y además, también se puede utilizar hilo dental, que es especialmente eficaz en estos casos.
Sin embargo, solamente el dentista podrá eliminar por completo el sarro mediante el raspado radicular, un procedimiento en el que el profesional utiliza herramientas concretas para retirar el sarro que hay sobre los dientes y también el que está bajo las encías.
10 Remedios para Eliminar el Sarro Dental
Como hemos dicho antes, solamente un dentista podrá eliminar por completo el sarro dental. Sin embargo, si apenas éste está comenzando a aparecer o si, por algún motivo, se debe postergar la visita al dentista, existen algunos remedios caseros por los que optar.
Bicarbonato de sodio
Hay mucha gente que usa el bicarbonato como dentífrico natural y, de hecho, desde hace mucho tiempo se considera uno de los mejores remedios para blanquear los dientes. Es recomendable mezclarlo con un poco de agua tibia ya que su sabor puede resultar desagradable.
Es muy sencillo de usar ya que simplemente consiste en remojar las cerdas del cepillo de dientes en una mezcla de una cucharadita de bicarbonato de sodio y otra de sal, humedecerlo con agua tibia y cepillarse los dientes como se hace normalmente pero haciendo más hincapié en las encías. Hay que repetirlo dos veces al día, por la mañana y por la noche.
Limón
El limón es otro de los blanqueadores naturales por excelencia aunque hay que tener cierta precaución al usarlo. Es recomendable emplearlo solamente por la noche ya que la luz de sol puede hacer que aparezcan manchas. Además, el ácido natural del limón podría llegar a dañar los dientes así que este remedio solo puede usarse una vez a la semana.
Para beneficiarse de los efectos del limón, hay que mezclar medio vaso de zumo de limón y medio vaso de agua tibia y después, hacer gárgaras con la mezcla antes de acostarse. Es recomendable hacer después nuevos enjuagues solamente con agua tibia para eliminar el sabor ácido del limón.
Agua oxigenada
La ventaja del agua oxigenada es la misma que la de otros remedios y es que es un producto que se encuentra en todos los hogares. Sirve no solamente para reducir el sarro sino también para aclarar los dientes. Eso sí, solo se puede utilizar tres veces a la semana para evitar perjudicar el esmalte.
En un cuarto de taza de agua tibia hay que disolver dos cucharadas de agua oxigenada. A continuación, hay que hacer enjuagues con la mezcla durante un minuto y tras escupir, es recomendable aclarar la boca con agua limpia y fresca.
Semillas de sésamo
Las semillas de sésamo resultan ideales para ayudar a eliminar la suciedad que se queda en los dientes. Además, es un producto que se encuentra fácilmente en tiendas y supermercados por lo que no es difícil hacerse con él.
El modo en que se utilizan es muy sencillo. Se trata de coger un puñado de semillas de sésamo y masticarlas durante dos minutos. Transcurrido este tiempo, no hay que tragárselas sino aprovechar la pasta que se ha formado para cepillar los dientes con un cepillo seco. Después, hay que enjuagarse la boca con agua limpia.
Perejil
El perejil tiene una propiedad muy importante respecto a la eliminación del sarro dental y es que resulta especialmente útil para el sarro que se forma detrás de los dientes y al que se presta menos atención.
El modo de uso es tan sencillo como machacar unos 20 gramos de perejil mezclados con una cucharada de agua y aplicar la pasta tras los dientes. Hay que dejar que actúe unos minutos y después, enjuagar con agua para eliminar los restos.
Fruta fresca
Existen algunas frutas que tienen la capacidad tanto de eliminar el sarro de los dientes como de blanquear estos por el simple hecho de comerlas. Eso sí, hay que cumplir con dos condiciones: comerlas crudas y a mordiscos, sin cortarlas previamente con un cuchillo.
La manzana, la fresa y el melón son tres de las frutas que se pueden consumir para ayudar a limpiar los dientes de sarro. La manzana hay que comerla con piel ya que es la que ayuda a mantener dientes y encías limpios de restos de comida.
Las fresas además se pueden utilizar para el cepillado de los dientes cortándolas en rodajas y frotándolas contra los dientes para cepillar después. Este mismo remedio se puede llevar a cabo con tomates.
Las naranjas y los plátanos, frutas de las que disponemos todo el año, también pueden aprovecharse para este fin, en concretos sus cáscaras. Éstas se pueden frotar sobre los dientes para ayudar a reducir el sarro de los mismos.
Aceite de coco
El aceite de coco extra virgen es rico en ácido láurico que tiene propiedades antiinflamatorias y antimicrobianos, lo que lo hace muy eficaz a la hora de luchar contra el sarro dental y la placa bacteriana.
Para utilizarlo basta con usar una cucharada de aceite de coco para enjuagarse durante 15 o 20 minutos. No hay que hacer gárgaras ni tampoco tragarse el aceite sino escupirlo una vez transcurrido este tiempo.
Se puede repetir cada día por la mañana antes del desayuno y combinarlo con un masaje en las encías con el propio aceite de coco.
Aloe vera
El aloe vera es un gran antibacteriano por lo que resulta un remedio perfecto para combatir el sarro de los dientes y la placa bacteriana. Además, también ayuda a mejorar el aliento.
Es muy sencillo beneficiarse de las propiedades del aloe vera. Simplemente se trata con frotar el gel que brota de sus hojas por los dientes y las encías y dejar actuar aproximadamente unos diez minutos. Cuando haya pasado ese tiempo, hay que enjuagarse la boca con agua fría. Puede repetirse hasta dos veces al día.
Clavo
Esta especia ha sido conocida durante siglos por aliviar prácticamente cualquier afección relacionada con la boca y, en el caso del sarro dental y la placa bacteriana, no es distinto.
Con clavo molido, aceite del árbol del té y albahaca se puede hacer un enjuague bucal que reduce la aparición de microbios protegiendo a los dientes de las bacterias y, por tanto, del sarro.
Otra forma de aprovecharse de los beneficios del clavo molido es mezclarlo con un poco de aceite de oliva y aplicar el resultado directamente sobre los dientes y las encías. Tras dejarlo actuar unos minutos, hay que enjuagar con agua fría. Puede repetirse dos veces al día.
Por último, masticar directamente el clavo sin moler también ayuda a evitar la aparición de bacterias dentro de la boca y a combatir el mal aliento que éstas pueda provocar.
Vinagre blanco
El ácido acético que contiene el vinagre blanco ayuda a que el esmalte de los dientes no se desmineralice y a que no se forme placa bacteriana y, por tanto, sarro dental.
Para usarlo, hay que mezclar dos cucharaditas de vinagre blanco y una cucharadita de sal en media taza de agua tibia. Después, enjuagarse la boca con la mezcla. Se puede repetir hasta dos veces al día.
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