La sensibilidad dental afecta a la vida diaria ya que causa molestias al realizar actividades tan cotidianas como hablar o comer. Es una de las causas más frecuentes de dolor dental y, de hecho, afecta a una de cada siete personas adultas al menos una vez en la vida.
Seguro que más de una vez has visto a alguien quejarse al tomar una bebida muy fría o al comer algo demasiado caliente. Pues bien, suele ser una señal de sensibilidad dental y causa un dolor intenso y repentino.
Si no se trata de la forma adecuada, puede derivar en enfermedades como la gingivitis, la caries o la periodontitis, por lo que siempre es recomendable acudir al dentista ante las primeras molestias.
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¿Qué es la Sensibilidad Dental?
La sensibilidad dental es un dolor de dientes transitorio pero muy intenso que es causado por la exposición de la dentina, es decir, la parte interna del diente. Este dolor suele aparecer al contacto de la dentina con alimentos o bebidas fríos o demasiado calientes, con los ácidos o con los dulces, y también al presionar directamente con el dedo.
Como decíamos más arriba, uno de cada siete adultos se ve afectado por los dientes sensibles y las edades suelen oscilar entre los 18 y los 40 años, siendo en su mayoría mujeres. En los últimos tiempos se está viendo un incremento entre los adolescentes debido al consumo excesivo de bebidas con sustancias ácidas que afectan al esmalte dental.
Por Qué Ocurre la Hipersensibilidad en los Dientes
La dentina está protegida por la encía y el esmalte dental pero cuando se pierden estas protecciones naturales, queda expuesta a cualquier estímulo externo. Esta dentina está formada por miles de pequeños tubos microscópicos llamados túbulos dentinarios cuya función es la de conectar la parte exterior del diente con las terminaciones nerviosas del cuerpo.
Cuando la encía se retrae o el esmalte dental se desgasta demasiado, los túbulos quedan disponibles al exterior permitiendo así que cualquier factor externo alcance los nervios provocando un dolor muy intenso. Por suerte, la irritación que provocan los estímulos externos en la dentina no causa ningún tipo de daño permanente en la pulpa.
Cuáles son los Síntomas de la Sensibilidad Dental
Los síntomas para reconocer la sensibilidad son muy claros y específicos y por lo general, no suelen confundirse con otras enfermedades de los dientes.
- Dolor muy intenso pero localizado en el lugar exacto donde la dentina está expuesta.
- Dolor que suele ser breve puesto que dura mientras la dentina está en contacto con el estímulo externo.
Los estímulos externos pueden ser el consumo de alimentos ácidos, dulces o fríos y el contacto directo de la dentina con cualquier agente ya sea el dedo, el cepillo de dientes, el hilo dental o cualquier otro objeto.
Causas de la Sensibilidad en los Dientes
Hay muchas causas por las que puede aparecer la sensibilidad dental. Por lo general, casi todas ellas derivan del modo de vida del paciente y también de la mala higiene bucodental por lo que corregir ciertos hábitos resulta de vital importancia para evitar la sensibilidad en los dientes.
- Cepillado dental demasiado fuerte. No hay que ejercer fuerza ni presión a la hora de cepillarse los dientes sino realizar movimientos circulares y suaves para no abrasar el esmalte.
- Pasta dental muy abrasiva. Hay que tener cierta precaución a la hora de escoger la pasta dentífrica ya que si es demasiado fuerte puede estropear el esmalte de los dientes dejando la dentina al descubierto.
- Comidas y bebidas ácidas. Los ácidos provocan la descalcificación del esmalte, en especial al nivel de su cuello. De hecho, es uno de los motivos principales por lo que muchos adolescentes y jóvenes padecen sensibilidad dental debido al abuso de refrescos que tienen entre sus componentes agua carbonatada.
- Masticación excesiva. Masticar con demasiada fuerza, apretar las mandíbulas y otros malos hábitos conllevan el desgaste progresivo del esmalte dental y conviene evitarlos en la medida de lo posible.
- Cirugía para la enfermedad periodontal. Cuando es necesario realizar una operación quirúrgica para solucionar esta enfermedad, es posible que las encías queden retraídas haciendo que la dentina quede expuesta.
- Acidez en la boca debido a diversas patologías. Algunas enfermedades como las úlceras, la hernia de hiato, la bulimia o la anorexia provocan acidez en la cavidad bucal que acaba afectando al esmalte de los dientes. Igualmente, algunas profesiones como la de catador de vinos o panadero conllevan este riesgo debido a su actividad y su exposición a ácidos.
- Tratamiento blanqueador. La sensibilidad dental también puede aparecer tras llevar a cabo un blanqueamiento de los dientes ya que a causa del mismo se provoca una ligera desmineralización del cuello de los dientes. Durante este tratamiento, los túbulos de la dentina se abren para que penetren los agentes blanqueadores y esto puede hacer que el nervio se irrite causando dolor.
- Gingivitis. La gingivitis es una enfermedad que causa inflamación en las encías debido a la acumulación de sarro y bacterias en las mismas. Aunque en sí no es dolorosa, sí que puede causar sensibilidad en los dientes y además, puede derivar en una periodontitis.
- Caries. Es una de las causas más frecuentes de la sensibilidad dental. La caries atraviesa el esmalte y llega hasta la dentina, haciendo que los alimentos muy calientes, fríos y ácidos provoquen dolor al entrar en contacto con ella. Este problema se soluciona visitando al dentista, quien realizará un empaste dental para cubrir la dentina.
- Dientes rotos o astillados. Cuando un diente se rompe debido a un accidente, a un golpe o a cualquier otra circunstancia, la fractura puede alcanzar la dentina dejándola expuesta ante los factores externos. La colocación de una corona dental suele resolver este problema.
- Grietas en los dientes. Los cambios de temperatura demasiado extremos pueden hacer que los dientes se expandan y se contraigan provocando la aparición de grietas. Estas grietas microscópicas se van desarrollando con el tiempo favoreciendo que las sensaciones de calor y de frío lleguen hasta la dentina y, por tanto, a los nervios de la pieza dental.
- Ortodoncia. Los brackets de las ortodoncias debilitan los tejidos que se encargan de sujetar los dientes para permitir su movilidad. Por este motivo se puede sentir sensibilidad en los dientes y molestias al masticar que, sin embargo, deberían desaparecer al cabo de los días puesto que las ortodoncias requieren un tiempo de adaptación.
- Encías retraídas. Las encías, es decir, la piel que sujeta los dientes, pueden retraerse dejando expuesta la raíz de los mismos por diversos motivos. Algunos de ellos son una edad avanzada, un cepillado de dientes demasiado agresivo o algunas enfermedades periodontales.
- Consumo excesivo de azúcar. El alto consumo de alimentos que contienen azúcares hacen que se desarrolle el metabolismo de las bacterias ya que es de lo que éstas se alimentan. Las bacterias favorecerán la aparición del sarro que acabará afectando al esmalte de los dientes en el caso de que no se aplique ninguna solución al problema.
Tratamientos, Remedios y cómo quitar la sensibilidad de los dientes
El dolor causado por la sensibilidad de los dientes se identifica de forma muy sencilla ya que aparece ante estímulos muy concretos como pueden ser las bebidas y alimentos fríos, el cepillado de dientes o al respirar aire frío. De hecho, este dolor tan intenso se localiza directamente en el diente afectado y tiene una duración muy corta ya que desaparece al mismo tiempo que desaparece el estímulo que lo ha causado.
Por este motivo, es fácil encontrar una solución a la sensibilidad dental una vez que el problema se ha identificado con tanta facilidad. El odontólogo, a pesar de todo, examinará la dentadura en busca de señales de dentina expuesta además de realizar pruebas para determinar con exactitud la sensibilidad de los dientes.
El tratamiento para la sensibilidad dental combina no solamente los medicamentos y remedios que mande el dentista sino también una serie de medidas preventivas que el paciente tiene que adoptar por sí mismo. Estas medidas preventivas suelen ser principalmente tres:
- Cambiar los hábitos alimenticios eliminando el consumo de bebidas y alimentos ácidos
- Corregir costumbres nocivas como el bruxismo o el uso de palillos dentales de madera
- Adoptar una técnica adecuada de cepillado de dientes y usar un dentífrico poco abrasivo
Según el caso, el dentista puede aplicar barniz de flúor en las partes de los dientes que han quedado expuestas para fortalecer poco a poco tanto la dentina como el esmalte. También se puede colocar el flúor en forma de crema o de gel usando una férula que se presiona unos minutos contra los dientes para fortalecerlos.
En ocasiones y si es necesario, el odontólogo puede considerar la reconstrucción del diente para ocultar la dentina y que deje de causar dolor, si es que no se ha conseguido erradicar por otros medios.
Sin embargo, cuando la sensibilidad dental está causada por otros motivos como pueden ser una caries o una enfermedad de las encías, el dentista puede llevar a cabo diversos tratamientos que pueden ir desde una limpieza bucodental profesional hasta la reparación completa de piezas dentales.
Remedios Caseros para la Sensibilidad Dental
Además del tratamiento impuesto por el dentista y del cambio de hábitos, también es posible recurrir a remedios caseros para aliviar los síntomas de la sensibilidad dental. Eso sí, hay que ser conscientes de que alguno de ellos puede tardar un poco en hacer efecto.
- Bicarbonato de sodio. Puede usarse de dos formas. Una de ellas consiste en deshacer una cucharada de bicarbonato en un vaso de agua para hacer enjuagues con la mezcla, y la segunda forma se basa en espolvorear un poco de bicarbonato sobre la pasta dental antes de cepillarnos los dientes. En cualquier caso no hay que excederse con su uso porque puede acabar dañando el esmalte dental, justo lo que se está tratando de evitar.
- Sal. La sal es muy útil para reducir la presencia de bacterias y además, ayuda a mejorar el aliento. Para beneficiarse de sus propiedades hay que deshacer una cucharada de sal en medio vaso de agua y hacer gárgaras dos veces al día con la mezcla.
- Aceite de canela. Este remedio es especialmente eficaz para aliviar el dolor que se produce en los dientes sensibles tras consumir alimentos demasiado calientes o fríos. Es muy sencillo de utilizar ya que simplemente hay que echar un par de gotas en un algodón y después, aplicar éste sobre el diente dolorido inmediatamente después de comer.
- Aceite de clavo. El clavo es un indispensable en todo lo que tenga que ver con los dientes y la boca gracias a que contiene eugenol, una sustancia con propiedades antibacterianas y antiinflamatorias que disminuyen el dolor. La forma de usarlo es aplicarlo sobre las zonas doloridas aunque si no es posible adquirir el aceite, también se pueden masticar un par de clavos enteros.
- Aceite de mostaza. La planta de la mostaza tiene muchas propiedades beneficiosas para el organismo. La mejor manera de beneficiarse de ella es mezclar aceite de mostaza con sal de roca y aplicar la mezcla directamente sobre la zona afectada con un suave masaje. Hay que dejar que actúe durante unos cinco minutos aproximadamente. Después de este tiempo, hay que enjuagar la boca con agua fresca, pudiendo repetir el proceso hasta un máximo de dos veces al día.
- Jengibre. Esta reconocible raíz tiene propiedades analgésicas y además también sirve para solucionar problemas derivados de la tensión sanguínea. Además, sus efectos antiinflamatorios ayudan a controlar el neurotransmisor responsable de emitir el dolor. Se pueden hacer gárgaras tres veces al día con su infusión o rallarla y aplicarla directamente sobre el diente afectado.
- Pimienta de cayena. Se cree que la pimienta de cayena «engaña» al cuerpo haciendo que éste no se concentre en las zonas con sensibilidad para evitar que duelan. Además, es antiinflamatoria y antioxidante. La forma de usarla es diluyendo una pequeña cantidad en agua para hacer gárgaras con la mezcla dos veces al día.
- Limón. El limón actúa como un tónico excelente a la hora de mantener limpios tanto los dientes como las encías. Una forma de usarlo es mezclar algunas gotas de zumo de limón con agua y frotarlo directamente sobre las encías. También se pueden hacer enjuagues con una mezcla de zumo de limón y de agua tibia. Aunque tradicionalmente se dice que el limón daña los dientes, lo cierto es que no solo no es así sino que, además, puede ayudar a prevenir las caries.
- Menta. La mejor manera para beneficiarse de las propiedades antibacterianas y antiinflamatorias de la mente es mediante una infusión. Ésta se prepara agregando algunas hojas de menta a una taza de agua hirviendo y dejando que repose hasta que se entibie. Después, hay que pasarlo por un colador y realizar enjuagues con la mezcla. Se puede repetir hasta tres veces al día.
- Ajo. Este bulbo es uno de esos productos que sirven prácticamente para cualquier dolencia. Tiene propiedades antibióticas y además, ayuda a calmar el dolor, por lo que resulta muy útil para tratar los síntomas de la sensibilidad dental. Para usarlo, se puede hacer una pasta con un diente de ajo machacado y mezclado con una pizca de sal. Esta pasta se aplica directamente sobre la zona dolorida. También se puede masticar directamente un diente de ajo crudo aunque a la mayoría de la gente le resulta desagradable y además, no es bueno para el aliento.
- Cebolla. Las propiedades antisépticas y antimicrobianas de la cebolla hacen que la cebolla pueda ser de ayuda en los casos de dientes sensibles. Se puede utilizar de dos maneras: o consumiendo directamente la cebolla cruda o aplicándola sobre la encía o el diente que provoca el dolor.
- Extracto de vainilla. El extracto de vainilla es especialmente útil para aliviar el dolor, además de resultar muy agradable tanto en el tacto como en el sabor. Para usarlo, hay que empapar un algodón en el extracto y aplicarlo en la zona dolorida. Puede repetirse varias veces al día para mantener el alivio.
- Hielo. El hielo se utiliza en este caso para adormecer la zona y eliminar por tanto la sensibilidad que está causando el dolor. No se debe usar directamente sobre la zona afectada porque se podrían producir quemaduras en la piel así que existen dos opciones. Una de ellas es envolver los cubitos en un paño y presionar contra la mejilla, lo más cerca posible de la zona dolorida. La otra opción consiste en frotar el cubito de hielo entre el dedo índice y el pulgar por unos segundos y después aplicarlos sobre la encía o el diente correspondiente.
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